lunes, diciembre 28, 2009


alberto boco - poeta de mitologías urbanas - buenos aires - argentina



























Poemas inéditos

artefacto
(Del libro inédito – Perro, de Goya – 1998-99)


Los crímenes perfectos no acostumbran a tener una razón
/buena o mala conciencia.
La página elegante; salir sin dejar huellas; no provocar la
/respuesta.
Cada vez que sucede, deseos y gestos importan poco.
Apenas permanecen allí ¿sombras del poema?
como quien comprende que otro asunto es lo que cuenta.
El cuerpo, las palabras y las cosas fuera de su sitio
revelan un simple asesinato.



perro de Goya
(Del libro inédito – Perro, de Goya – 1998-99)


¿De qué luz escapa, de qué matiz a la hora en que todavía el sol
/no se sospecha?
¿Qué olor a carne se nubla en su instinto?
¿A dónde correría, al banquete de Cronos, con qué descendencia?
¿Sonríe?
¿De qué liviandad su peso no toma parte y lo sumerje?
¿Emerge acaso? ¿De qué terreno dice la tristeza?
¿Y el sonido de la tristeza cuando cae, de dónde sube?
¿Se lo puede leer en su ojo derecho?
¿Tiene mirada o sólo es ojo?
¿Si fuera mirada, espejo de qué?
¿Busca un vuelo, que águila de qué fantasma en ese cielo si
/supiera?
¿Qué rictus le falta para tener lugar entre quienes? ¿Las parcas?
¿La ingravidez en ese casi baile, un claroscuro aquel cielo, de
/qué pantano?
¿Qué niebla puede decir que lo deriva? ¿A qué se niega? ¿Reniega?
¿Lo encandila, lo adormece o qué?

Si el cuadro se recuesta ¿es posible? las fuerzas cambian.
Faltan y sobran preguntas, otras, que al perro de Goya
tampoco le importan.

((sin título))
(Del libro inédito Redes o Ciudad en su Siglo – 2002-2003)


...un día de diciembre al anochecer
contra cielo de cobre canta
el benteveo en la rama pelada
la arañita negra de la lámpara
come cada tarde su hormiga
de tanto en tanto se puede ver
después de la tormenta
un pichón volteado por el viento
a la mañana cantan pero no sabía
nunca supe
a donde van cuando mueren
los gorriones
no es una pregunta metafísica
tampoco un sueño una figura
digo el cadáver el cuerpo muerto
del gorrión
alguien contó una vez
que los comen las hormigas
arriba de los árboles



((Sin título))
(Del libro inédito Redes o Ciudad en su Siglo – 2002-2003)


caen sobre la playa y son el olvido
es curioso el entrechocar de las cosas
refugiados ahora bajo techo
miro el amor en tus ojos y veo
el gesto y el regreso a tus palabras cruzadas
el mar nos ha hecho creer
que cambia los colores
los veraneantes la tormenta...

el mundo sin esquinas ha quedado atrás
las columnas caen se acallan las gotas
se trata nada más de lo que huye
pendular de la tarde entre la pampa terrosa
y el amarillento de cierta hora
ellos no están allí
los muertos también se toman vacaciones
y nosotros reímos...


para Ida


Palomas en el cable de la luz
(Del libro inédito Palomas en el cable de la luz – 2003-2004)


Caminamos junto al paredón del gran cementerio del oeste
sin martingalas con el viejo trance.
Hay palomas en el cable de la luz.

Peripatéticos de hoy
nada parece falso ni verdadero al sonido de los celulares
el contacto con la palabra todavía produce algunas imágenes
y han evolucionado mucho los medios de transporte.

Los niños geniales gozaron su olimpo y su Fidias,
los altos de lycavitto y el parnaso ahí nomás
ideas de altura al alcance de la mano. Los césares en Roma
obtuvieron sus mil años de humedad cristiana en los huesos...

Las palomas volaron.
Hay cicatrices de caca todavía en las veredas.
Señales en el gran cementerio del oeste.


Mujeres dijo el penado
(Del libro inédito Palomas en el cable de la luz – 2003-2004)


En mi barrio ningún río bordeaba la esquina de las casas y las niñas aprendieron a desconfiar de toda rosa o cosa que les era ofrecida.
Más allá de su impaciencia estaban sin embargo los buenos muchachos
pero como todo el mundo sabe nunca se sabe y las más osadas
eran las que de verdad queríamos.
La medida del corazón joven es lo que importa y por eso
fueron las únicas con quienes aprendimos a esperar.
Ellas
las bien equipadas para horas oscuras que vendrían
esas que los corazones jóvenes y los viejos con esperanza ignoran.

Los de peor entraña las recuerdan pero sin su nombre
o por algunos gestos que les dan la razón.


Gente tranquila
(del libro inédito Árbol de oro – 2005-2006)


Parece
que aprendieron a esperar y alegrarse de a ratos en el paso del tiempo
comprender a ciertos ilusos y poder escuchar diatribas con leve
/desinterés.

Por la voz de los que leen la dirección de los vientos
en las tripas de las cabras que perdieron el monte
reconocen la música de lo poco que todo ha cambiado.

Sonreír y aplacar la furia para no alterar a los que tienen el sueño
/demasiado ligero.

Ellos
de andar mirando con cierta forma de mirar evocan en silencio viejas
/travesuras
y mantienen la luz de lo incierto en el cajón de los objetos que se
/guardan
con unas pocas cosas non sanctas
artefactos demodé y un 38 especial
por si acaso.


Árbol de oro
(del libro inédito Árbol de oro – 2005-2006)


Es fácil ver metal en la copa
brillo de oro con el sol inclinado
primero la mirada con el sol de través
y no hay otra cosa más que simple fresno
una mañana tibia de mayo por la calle del triunvirato
entre el asfalto y las paredes los vidrios
devuelven la escena que pasa
y detrás la mirada rumbo a lo que viene
a cada metro en un día que crece
la calle del triunvirato
donde un árbol que no es de oro
no es más que la mirada
la carga de nuestra ilusión
en un punto de lo azaroso
como ha sido siempre
cuando miramos
detenidamente
algo


Los árboles
(del libro inédito Árbol de oro – 2005-2006)

... esta levedad... tensa demora... seguirá.
Rubén Chihade



... desde la vereda del parque el ginko delante y el roble detrás
a izquierda y derecha esta vez parados en otra parte hay una latitud
persiste entre las cosas roble o ginko en el espacio por fuera de las
/aseveraciones
recuerdo que se ha dicho el árbol no aguarda sabe que ... etc...
las ramas en el hacer verde según su estación el amarillo el rojo y el
/dorado –la hojas están ahí
decir altura y nobleza o lo que sea confirma la distancia entre nosotros
/y las cosas
pájaros en el ramaje mientras insistimos en clasificar se mezclan
atraviesan una visión apenas el aire se mueve sin separar ginko y
/roble según su especie...

... el hombre cada año pinta el membrillo en una película donde otro decide mostrar al hombre y al membrillo
hacer preguntas al que pinta y sonríe
habla poco y mueve los colores
capturar nada contra todo pronóstico

... bajo la luz de la tarde las formas con un sol ausente que la misma
/falta dibuja
sin la imagen se desbarata la figura
sueños de código congelan en el ojo
con las pompas de vacío de cada época
(por ejemplo ahora la palabra pixeles
el brote y el espasmo en golpes de sentido
apurar poetas el terso camino de las
/biologías)...

... la chica pasa y la palabra árbol pasa y corre
la chica de negro rebota en su calzado de colores
más allá de las cuadrículas de toda la tecnología masculina
se pierde de vista y queman en la memoria la cara
y en ella una sola que se aleja entre toda la parodia
cae un compás a tiempo en el redoble cierra bien
la cara su estructura por las avenidas del futuro
ella permanece sola entre tantos condensada y ajena
ningún concepto
el cielo no amontona grumos de acero sobre las cabezas
no hubiera cantado Píndaro a este destello
traza veloz en cosquilleo deportivo

... en otro pasaje un eucalipto
cuelgan los nidos donde las cotorras defienden el territorio
Prometeo sangra por la herida y se queja
por su bien intencionado sentido de la esperanza
¿Retoños de la caridad ahí?
mucho menos en los mitos el poder equivoca su paso
viejo fotograma y cierta opacidad en la imagen
borroneado en los acordes el escudo desasido de las cosas ...

...el hombre pinta su membrillo en la mirada de otro
juega con los claroscuros que juegan con la chica
entre los límites del registro visible y el negro absoluto
muy lejos el sonido y la roca desnuda en la era veloz
la luz es una cosa y la mirada un cascabel
casi mudo a la vasta irradiación
carteles titilantes en el orden binario
el hombre pinta en un costado de la urbe sin límites
la especie y la ceguera y el azar
el hombre pinta y la mirada de otro pinta
en el territorio de los juegos de tómbolas
amarillo y pulpa grácil en la tela

no hay cosmos impiadoso
un devenir
un ahí afuera y nosotros
en esto de oír llover nomás, sentirse vivo
todavía


Puente Saavedra
(Del libro inédito Paisaje Fronterizo – 2007-2008)

Llega un grito a través del cielo. Ya ha ocurrido otras veces,
pero ahora no hay nada con que compararlo.
–Thomas Pynchon–


conjurados con algún bulto que arrastrar
en la zona gris de los apeaderos y los transportes
la opacidad se respira en grandes y pequeños tráficos al paso
se bebe y se come con la niebla de la desconfianza
los gestos no necesitan de nada más
desde un lado del canal Pirata Prentice
[1] cultiva bananas
y espera la parte que le toca en la ruleta rusa del mundo
algo después dos paredes alambradas y una tierra de nadie
ni la grandeza ni la grandilocuencia de la Gran Muralla
en la escena un borracho y un predicador
alguna prostituta un policía y una nena
puede haber un río una cordillera y gente de armas
entre las placas del transformador late una diferencia de potencial
como en todo pasaje también una forma de la teatralidad
presentida en el aire la descarga eléctrica dibuja una fotografía
es previsible por otra parte una solución así
una épica de los bordes
tecnología y redes en el gran carrusel
menos y más explícito que un circo romano
camino al “22” con menos y más peligro por la línea divisoria
vamos y venimos atentos al efecto doppler
cambia el sonido de lo que se aleja
lo que se acerca.

Uccellacci e uccellini [2]
(Del libro inédito Paisaje Fronterizo – 2007-2008)



Alguien dijo algo
sobre la insistencia feroz en lo inútil
me retumban algunas palabras
como una forma de división del mundo
preguntándome

el corazón participa con otras facultades
la insistencia
la ferocidad y la ternura
cierto modo del mirar.


[1] Uno de los personajes de la novela “El arco iris de la gravedad”, de Thomas Pynchon
[2] Título de una película de P. P. Passolini – 1966.

rafael urretabizkaya - poeta de la parodia social - san martín de los andes - neuquén - patagonia - argentina





















De flores


Tenía un vestidito nuevo
los demás no lo supieron
pero yo si

a ella la vestía
a mi me desnudaba


era nuevo el vestido
lo supe
en su mirada
su manera de andar,
pececito por tierra
con su vaivén
ordeñaba mi asombro.




Me voy del barrio


Me voy del barrio
y se viene conmigo,
con perros voy
con gatos
saltamontes bolitas los vecinos,
con el lado de atrás del árbol de los besos.

Voy sintigo
de pechito al otoño
me pierdo pero sigo
entro a tus calles mías
pregunto por mi nombre,
alguien dice me ha visto y yo
no recuerdo claramente si soy ese que dicen
porque sintigo voy,
con Pascual, Rodolfito,
en el caballo dormido del carrito de Lázaro.

Sigue desnudo el foco de la esquina
No hace frío.




Así la cosa


Crucé un vaso de sed
mientras seguía en esa esquina
disimulándome

conseguí vino en caja
un diario añejo

y me vino el deseo
de ofender por igual a ovejas y corrales.

Así es la cosa
patrón,
estoy ilusionado con perderte.




Informe del tiempo


En mi pueblo, este invierno
cae agua
aguanieve
nieve
escarcha,
ballenas heladas
vidrio molido
heladeras sobrantes del plan blanco,
wales disneys congelados
osos polares
y carnadas y peces,
maestras de 3º enseñando el ciclo del agua
cae el mundo en el mundo
cae agua otra vez
y mas agua
bombitas que nos olvidamos en un balde
(carnaval del ´74)
meadas de la sed de un viernes
con quincena,
caen icberg con restos de titanic
y de la teoría de hemingwey,
cae agua de sequías futuras
con reflejos del chivito preguntando ¿dónde?
y la nena ¿por qué?
Y más agua
y agua
y agua
y agua
y agua

llueven también, las pesadillas de astiz y de scilingo
llueve ese primer mate que escupiste
llueve la única lágrima de Hebe
(madera entre cristales)

sin embargo
no están lloviendo cuerpos
como ayer

solo ellos
toman sol en este mismo mundo
otro
solo ellos
entre tanto friolento
en otro idioma
toman sol.






Perro rengo


Salí de viaje y descubrí
que hay en la terminal un perro rengo.
En toda terminal, un perro rengo
espera el ómnibus
justo a la hora que una mamá
despide su pichón.
Los dos fuman pero no
la hermanita
que un poco lo admira,
aunque más que toda cosa
esta feliz,
porque le va a quitar la pieza.

Tiene (el pichón) una bufanda de tres metros
que tejieron a dos agujas
entre mamá y abuela,
y también
un cagazo que disimula poniendo cara fea.

Es que no es fácil irse.

El mundo allá es distinto,
se pierde la pieza.

Y el único que nos espera
es el perro rengo de la terminal
del otro lado.




Lo que saben los maestros


Me dicen
que tengo hormigas en el culo
pajaritos en la cabeza
mariposas en la panza,
que la escuela no es para mí
(¿qué? ¿no es mi hábitat?)



La estadística


Buenas,
yo soy el que aparece en la estadística
y lo agradezco,
me arreglaría con menos, sabe
pero a mis chicos les enseño
a usar la ropa de sus primos,
que no se tira el pan
sin intentar
transformarlo en budín o una tostada.

Bueno aquí estoy,
soy el habitante de la patagonia
vengo
por mi kilómetro cuadrado.




Sarmiento


Trajo maestras de estados unidos
porque aquí nadie sabía nada,
y gorriones,
porque los brutos pájaros locales
tenían harta a la gente
con sus emigradas a destiempo
diciendo pío pío cuando era otra la respuesta
o la pregunta.

Vivimos equivocados
hasta que cambiamos lo aprendido a través de los siglos
por la sanata de estas maestras pajaronas
reprimidas
que envejecieron misMeriando
soñando con jinetear un gaucho
mientras blindaban su chucha extranjera
bajo doce capas de polleras
y de enaguas.
¡Hay mi tierra! Polinizada por
maestras pajaronas y pajaritos destemplados
hasta que la costumbre,
la vergüenza,
o la patria nos demande.




Yo no hago yoga yo


protejo cuerpo y alma con un cartel que dice
“cuidado con el perro”,
mi mente en lugar de respuestas
solo patea preguntas,
mi vida es un puro alboroto porque yo
no hago yoga yo
no tengo para el curso yo
le dije al Bagovit Yastá que me aguante este mes
pero yo-dijo él- tengo que pagar el cable
yo te entiendo le dije y ahora yo
no hago yoga yo
le pedí consejo y me tiró
que elongue el ojo leyendo selecciones
y que en el baño me limpie el poto con mano descambiada
pero yo no tengo constancia
necesito que me digan ¡bien! pero eso cuesta
cuesta ser como un indú entreverado entre tanta parrillada,
pensar que Bagovit
cuando era el pai Ramírez te cobraba lo que puedas
y antes, cuando le decíamos Moco Elástico
gratis, andaba entre nosotros
pero yo
ni sabía que después sería él,
¡ay!
tengo un turno con mi mala suerte
justo ahora que el vino toro también se hizo de los caros
que el otoño se arremanga contra la madrugada
que tengo que salir a cortar la ruta
justo ahora que viene la época de las contracturas
justo ahora yoga no hago yo
no tengo para el curso.




Variaciones sobre la verdad


Cuando sonó que al pueblo venían los titanes
fuimos bañados por la luz de un cometa,
salimos a mirarnos por la calle
hasta quedar convencidos que se trataba de nosotros.

El aire fue distinto
no quedó ni un reflejo de esos que éramos antes
las mamás, las vecinas, todo se hizo extranjero
una nueva manera de estar
nos tomó el cuerpo

sin embargo,
alguien que caminaba por Dorrego y hacia abajo
(alguien que iba para el Industrial o capaz, para el lado de Lázaro)
soltó que estos titanes, los que venían a nosotros,
no eran los auténticos
argumentó que a la misma hora que actuaban en el pueblo
también lo hacían por la tele,
y en el pueblo de un primo.

Ahí nomás,
los creyentes retrucamos
que el colectivo de ellos
rajaba por el aire, como loco
no esperaba por nada, no tenía miedo ni le faltaba nafta
que la tele es toda una mentira y ese primo,
un huevón confundido

igual quedó flotando
un calor que nos conocía por el nombre
un aire rezongón
un pensamiento que luchaba desde atrás de la nuca
por tomarnos los ojos de repente
es decir:
donde había brillado una certeza
ahora camorreaba una pregunta.

Aunque la cosa era a las ocho
a las dos ya estuvimos,
sin bajarnos de las bicis esperamos así,
de la manera que lo hace el que va a crecer de golpe

a las cuatro llegó el colectivo
(uno de línea, de Morón,
feo pero fileteado
raspado contra todo)
de ahí fumando se bajaron tres tipos
charlaron con Elpidio, el cantinero,
ni miraron a los cuatro paisanos
que jugaban al tute,
después bajó otro más, con tres valijas,
Karadagián no era ninguno

al rato en un torino
llegaron otros cuatro,
tenían anteojos negros de turismo carretera
y unas gorras cancheras
aireadas por los bordes,
fumaban y aunque pasaron rápido
Karadagián no eran tampoco

uno rengueaba un poco, pero no tanto como para ser la momia
que como todos saben
renguea parejo para atormentar a su enemigo

ni el cole ni el torino eran medio ligeros
parecían cascajos que pedían disculpas

con Methol y Galeano entramos primero
y nos sentamos adelante,
se acercó el que había bajado tres valijas
y nos mandó hasta la tercera fila
detrás de una piola

arrancaron Tufí Memé contra Pepino
se trabaron y enseguida volaron por el aire,
no aguantaba verlos azotarse contra el piso
tampoco podía cerrar los ojos,
apagaba mi cabeza, la dejaba
como un caldo que se olvida en la olla

Cuando el Caballero Rojo se trepó a las sogas de la esquina
para reventar por fin a Mercenario Jou, (por quien yo sufría aunque a él no lo quisieran ni su padre ni su madre)
pensé que ser,
es algo bien difícil
y ellos a un tiempo eran dos cosas,
que luchar disfrazado es regar bajo la lluvia,
y que así y todo estos tipos, se parecían a algo cierto.

La última pelea de la noche
encontró a dos de los buenos:
Karadagián contra la momia.

De golpe supe cosas que me nacieron solas
como nacen el hambre o los granitos,
que Karadagián era el mismo que temprano
me había mandado para atrás
que la momia era el piloto del torino

cuando Willian Bú arrancó el combate
me saltó al cuello con una doble nelson
¡enfurecida! la pregunta:
¿qué cosa es la verdad?

¿la verdad se hace a golpes?
¿son de verdad los gritos de los chicos?
¿la verdad tiene máscaras?
¿es la verdad lo que da cuerda al mundo?
¿es verdad que los buenos siempre ganan?
¿es la verdad lo que hago o lo que digo?
¿lo callado es mentira o es silencio?
¿la verdad viaja en cole, en torino?

Los luchadores
pelearon algo más
escondidos de ellos,

seguían dándose tortazos
cuando los otros ya cargaban las valijas

Tufí Memé recién duchado se arrimó a la cantina,
Elpidio sin mirarlo le sirvió un cinzano,
los cuatro gauchos que jugaban al tute
se tiraron a menos,
con Methol y Galeano agarramos las bicis.